Es curioso cómo algunas personas son más exigentes al seleccionar un mecánico para su carro, que al escoger a quién cortará las orejas de su can, o le extraerá un colmillo infectado a su mascota felina. Lo que hace similar a ambos casos es que un profesional con experiencia debería ser quien se encargara del procedimiento. Lo que hace diferente un caso del otro es que los carros no sienten dolor, ni pueden morir a causa de un tratamiento equivocado.
El ejercicio ilegal de la medicina veterinaria se conoce como “intrusismo”, y desgraciadamente, no es algo nuevo en Puerto Rico. Intrusismo significa llevar a cabo cualesquiera de las funciones definidas como medicina veterinaria en la Ley 194, pero sin ser veterinario o veterinaria. Estas funciones comprenden desde diagnósticos, vacunaciones de animales o tratamientos contra parásitos, hasta procedimientos invasivos, como administrar inyecciones, aplicar anestesia y realizar cirugías, entre otros.

La vacuna contra la rabia de su mascota debe ser aplicada por un veterinario. Así proteges a tu can, y a las personas que interactúan con él.
El daño que acasionan los intrusistas no se limita a nuestros animales. Es importante crear conciencia que, cuando se utilizan antibióticos u hormonas incorrectamente en animales destinados a la cadena alimentaria, se ocasionan daños a la salud pública porque estos medicamentos terminan siendo ingeridos por todos nosotros, por nuestras familias y por la población.
Igualmente se comete un daño irreparable cuando se vacuna inapropiadamente contra la Rabia a una mascota y ésta no desarrolla la protección esperada. Como resultado, la familia propietaria de la mascota y cualquier persona que pueda estar en contacto con esta criatura inocente puede estar en riesgo.
Cuando un dueño de mascota paga por los servicios deficientes de un intrusista pierde lo que pagó y termina teniendo que invertir nuevamente en los servicios, esta vez en los servicios profesionales de un veterinario real para que éste haga el trabajo correcto y corrija los pasados errores, en los casos en que todavía sea posible.
La realidad es que sólo existe una medicina y una salud, porque el bienestar del ser humano, los animales y el medioambiente están interconectados. Una desarmonía (o enfermedad) en cualquiera de estos 3 componentes, altera todo el balance. El respeto a los recursos del planeta y a los animales es básico para el bienestar del ser humano. Abusar de la naturaleza o maltratar a los animales es dañarnos a nosotros mismos.
El hecho de que un animal pueda ser considerado, en términos generales, menos “importante” que un ser humano (aunque es un punto digno de debate filosófico) o que la vida de un animal no “valga” tanto como la de un ser humano, no justifica el que la población animal sea abandonada, abusada, o maltratada. El intrusismo es maltrato, y sus repercusiones van más allá del bienestar animal, para perjudicar también al consumidor y a la salud de nuestro país.

Toda vida merece respeto. La persona que opera como veterinario sin serlo, además de cometer un delito, actua cruel y criminalmente.
El Colegio de Médicos Veterinarios de Puerto Rico lleva años combatiendo el ejercicio ilegal y el ejercicio no ético de la medicina veterinaria. Para lograr esto utiliza sus recursos económicos y humanos, creando grupos de voluntarios de entre sus miembros los cuales estudian e investigan, bajo la supervisión de un asesor legal, las querellas que reciben de nuestros ciudadanos.
Las faltas éticas las resuelve el Colegio con medidas disciplinarias que puede implementar, ya que todos los veterinarios tiene que ser, por ley, colegiados; esta obligatoriedad confiere al Colegio jurisdicción sobre ellos. El ejercicio ilegal casi siempre tiene que resolverse en los tribunales, y aunque puede ser “cuesta arriba”, la reciente creación de la Ley 154, y los seminarios de educación a policías, jueces, y fiscales en los cuales participa el Colegio, han contribuido a que casos de maltrato e intrusismo lleguen a corte y sean juzgados.

El bienestar del ser humano, los animales y el medioambiente están interconectados. Por el bien de todos, dile «no» al intrusismo.
Sin embargo, son las dueñas y dueños de mascotas quienes pueden más eficazmente descontinuar esta práctica al no patrocinarla.
El riesgo que corre una mascota en manos de estos veterinarios impostores es grande y repercute en la seguridad de nuestra sociedad. Nuestras mascotas, nuestras familias y todos merecemos algo mejor.